30 oct 2011

ÉRASE UNA VEZ...

    Así suelen empezar la mayoría de cuentos, pero no todos acaban con "... y comieron perdices". Y el Real Madrid parece que empezó la historia, pero no tenía claro su final.
    Los últimos encuentros de los madridistas empiezan de manera maravillosa, suelen ser 5 minutos de análisis del contrario, para pasar a dominarlo de manera insultante. Parece que su superioridad es tal que si no mete más goles es por pura compasión. Pero la realidad parece ser otra y es que si no ganan por mayor diferencia es por su mala estadística anotadora y porque quizás esa superioridad cree un exceso de confianza que en ocasiones puede provocar y provocará pérdidas de concentración y errores estúpidos en todos los ámbitos del juego. Esto a su vez provoca que el contrario poco a poco vaya cogiendo la confianza perdida como consecuencia del buen hacer blanco y su rendimiento vaya mejorando.
    En el partido de Anoeta pasó lo que últimamente viene pasando, con la salvedad que en esta ocasión y aunque sólo fuera una vez, si que pudo provocar un gran disgusto al aficionado y a la mayor parte del organigrama del Real Madrid. Quiero hacer hincapié en que sólo hubo un acercamiento realmente peligroso de los donostiarras y que de no ser por la intervención de Iker el resultado hubiera sido otro. También habría que decir que en el cómputo general del partido los nuestros deberían haber ganado por 2 ó 3 goles de diferencia, pero precisamente una de las cosas que hacen del fútbol algo impredecible y por lo tanto grande, es que no siempre es justo y que una sola aproximación puede ser más efectiva que 15 del otro equipo y echar por tierra todo su trabajo. No es menos cierto que el autor de esa ocasión debió haber sido expulsado, pero no fue así y esa es la cruda realidad.
    No obstante, tanto el Real Madrid de la primera parte como el de la segunda, bajaron varios enteros en su rendimiento en relación a partidos anteriores. Y decir eso de las últimas segundas partes de los nuestros, es decir mucho.
    El partido empezó bastante bien, con un "Pipita" que rozó la perfección durante la primera parte y otros 9 jugadores jugando a un nivel más que aceptable. Si, si hacen la cuenta les saldrán 10 jugadores, ¿y el otro?. El otro no apareció y lo llaman CR(7). Hay muchas cosas que puedo perdonar en el mundo del fútbol, pero que un futbolista que lleve la camiseta blanca, tras perder un balón, se tire más de 10 segundos prácticamente parado mientras los suyos han recuperado el esférico (y aunque no lo hubieran hecho debería de haberles ayudado) impidiendo que pudieran atacar por su posición ilegal, perjudicándoles gravemente y sin apoyarlos, es un insulto imperdonable. Si a eso añadimos que no dio pié con bola en nada de lo que hacía y que se estorbaba constantemente con Özil y Dí María (de esto la culpa quizás no fuera suya y sí del planteamiento) la consecuencia es clara, el Real Madrid jugó con uno menos sino más, desde el inicio. Lo que todavía sigo sin entender es por qué cuando está en ese plan, más veces de las deseadas, no lo cambian. CR es un jugador con una calidad excepcional, hace y hará al Real Madrid más grande de lo que es, pero no merece llevar el número 7 en su espalda, un número sagrado para nosotros y que portaron mitos como Juanito, Butragueño y Raúl, entre otros. Él no es como ellos, no tiene ese espíritu que sólo tienen los realmente especiales, y tiene la pinta que nunca lo tendrá. Aún así, a mí denme 6 como él para mi equipo.
    Regresando al partido sigo sin entender, ni lo haré nunca, el cambio de actitud de una a otra parte. Como he dicho, en la primera parte el Real Madrid se comió a la Real Sociedad, no fue tan vistoso como en partidos anteriores, no fue tan insultante como contra otros equipos y no tuvieron tantas ni tan claras ocasiones, pero nos merecimos haber marcado algún gol más.  Quiero destacar nuevamente al 20 madridista. Su primera parte fue espectacular, se mostraba, participaba, apoyaba, se desmarcaba, centraba, defendía, triangulaba... y encima marcó un muy buen gol. El resto rindió a gran nivel salvo... ya hablé antes.
    Finalizó la primera parte y yo me ilusioné con la idea de que con un sólo gol de ventaja el Real Madrid no haría "tanto el tonto" como en partidos anteriores. Pues no, como en otras ocasiones me volví a equivocar. El Madrid volvió a jugar con fuego, al principio encendió una cerilla, de ahí pasó a una antorcha y por un momento hubo conato de incendio. Es verdad que la Real adelantó líneas, pero no es menos cierto que los nuestros pululaban por el campo como si la noche de Halloween hubiera llegado antes y hubieran asumido el papel de zombies, por cierto,  para ganar un oscar de Hollywood. Sólo a falta de 10 minutos dejamos el modo zombie para pasar a modo Frankenstein. Algo es algo.
    Y así acabó el partido, viendo una de miedo de serie B. No sabría que destacar de esta segunda parte, quizás a Hugo Sánchez como comentarista de Telemadrid (los que pudimos seguir el partido en esa emisora), siendo el único con un par de narices para decir verdades como puños sean o no políticamente correctas, y según que cosas, lo digo por propia experiencia.
    Y así acabo el partido, viendo una película de miedo de serie B, aparentemente basada en una historia de final incierto.

   Postdata (sólo para barcelonistas): En honor a la verdad reconozco que tras ver ambos partidos, el Barcelona fue más entretenido y ofensivo que el Real Madrid y no lo digo por sus 5 tantos, lo digo por la forma en que los consiguieron. Ha sido una de las pocas ocasiones en que ha ocurrido y creo que es justo decirlo. Que sea la última vez!.

    

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