15 mar 2012

EN BUSCA DE LA OFENSA PERDIDA.

    Hoy quisiera empezar hablando del tiempo, sin duda alguna lo mejor del partido de ayer. Me sobró el abrigó que llevé y se quedó dormido en mis rodillas mientras veía lo que se suponía que iba a ser un partido de fútbol.
    En sentido estricto del significado del término fútbol si fue lo que vimos, pero si añadimos que como deporte que es debe de ser un espectáculo..., pues no, entonces no.
    Hubo otra buena noticia que no por predecible, deja de ser buena. Porque no nos engañemos, una de las grandes cosas que tiene este deporte es que todo puede pasar. Y si un equipo, por muy teóricamente que sea más débil tiene un buen día... puede ganar a cualquiera. Pero en este caso no fue así y por lo tanto el Real Madrid ganó y pasó a la siguiente ronda. Pasó sin brillo, de forma anodina, pero pasó. De hecho por pasar, pasó hasta peligro, especialmente en los primeros compases del encuentro, en donde el CSKA hizo un par de buenas jugadas que no terminaron en gol por no sé que "efecto divino".
     Es cierto que salvo por esos momentos y ciertos desajustes defensivos, el Madrid parecía que lo tenía todo controlado. No sólo lo parecía, sino que así lo creían los jugadores y creo que fue este el motivo por el que el rendimiento en el juego bajó 3 ó 4 escalones.
    De todas formas llevo observando esta tendencia a la baja en el juego blanco desde hace un mes aproximadamente y creo que así queda reflejado en todos los "resúmenes" que desde aquí se han publicado. He llegado a estar preocupado por esto, pero pensándolo fríamente y deseando que sea lo que creo que es, me parece estupenda esta situación y me explico: Todos los equipos tienen un bajón durante la temporada en donde su juego baja enteros. Normalmente esto viene acompañado de alguna desgracia en forma de resultado y he aquí lo bueno, en el caso del Madrid no ha sido así. No obstante espero que este bajón acabe pronto y volvamos a la senda de la excelencia y la vistosidad. Siempre y cuando, así lo deseo, sea sólo por el bache típico de cada temporada.
   Como en algún partido jugado con anterioridad la victoria fue justa, pero el resultado se me antoja exagerado. Dicho lo cual diré que aún pudo ser mayor, y es que a pesar del soporífero juego mostrado por los blancos, en las pocas jugadas de verdadero mérito que hicieron sólo faltó precisión en el último pase. 
    Esto respecto al juego del Real Madrid, ¿y el del CSKA?. Pues mucha voluntad, mucha garra, muchas ganas de intentar cosas y dar buena imagen y un 4-1 en contra. Y para muestra el hecho que al finalizar la primera parte en el marcador, donde sale el resumen estadístico (y luego de las primeras partes de los partidos en juego) figuraba que el CSKA había recorrido más de 4 kilómetros más que el Real Madrid. 
    Hicieron alguna jugada de mérito y marcaron un verdadero golazo, pero poco más, sinceramente.
    Como quiero dar un poco de luz a un post un tanto grisáceo y porque también es un hecho histórico, diré que Iker Casillas, el gran Iker realizó mediada la segunda parte un pase perfecto, al hueco, dirigido donde menos rivales había y lo más sorprendente de todo, con una gran precisión a Karim, que no sé si por la novedad del hecho o perplejidad que le provocó, desperdició de manera inexplicable. Más que desperdiciar   no se enteró por donde le llegaba, pero de haber estado más atento... No sé, creo que fue la jugada más sorprendente del partido, de la temporada y si me apuran del decenio. Pues ver dar un buen pase, que digo buen pase, ya con uno mediocre me hubiera conformado, al que por otro lado es el mejor portero del mundo, es algo que de momento sólo se disfruta una vez en la vida.
    Pero hoy me voy a sincerar con ustedes, el verdadero motivo de lo anteriormente expuesto es hablar de mis queridos periodistas. Bueno, como siempre realmente es de sólo algunos, pero curiosamente son los que más ruido hacen. Y el motivo no es otro que el agradecimiento público de Mouriño a aquellos que realmente más se merecen ese reconocimiento, "los innombrables" Ultras Sur.
    Mientras que regresaba al coche y durante el trayecto de éste a mi casa iba escuchando cierta emisora deportiva y en ella no hacían más que repetir una y otra vez "la ofensa" realizada por el entrenador portugués al aficionado blanco al haber ido a aplaudir a "los innombrables" al terminar el partido. Pues señores de la prensa, yo soy aficionado blanco y les aseguro que no me sentí nada ofendido. Y si bien es cierto que me siento en el fondo sur, los aplausos fueron a los que están dentro de la "desgraciada" y tristemente minúscula pecera que cierta estúpida normativa europea obligó a realizar (lo del tamaño es más culpa de no sé qué "lúcida" mente que ordenó que en vez de ser como debiera por tamaño, fuera una caja de zapatos, pero bueno, eso es otra historia). Para mi desgracia ya había guardado la cámara de fotos cuando se acercó y me cogió tan de sorpresa (a pesar de estar 6 asientos a la izquierda de la pecera) que no me dio tiempo tan siquiera a sacarla de la mochila, lo siento por ustedes y les pido disculpas, porque podría haber sacado una buenas fotos de The Special One.
    Volviendo al tema diré que los aplausos fueron para los únicos que realmente lo merecen. La afición blanca apesta, apestamos. Ya cuando el fondo sur era lo que nunca debió de dejar de ser, era muy triste que sólo 8000 personas creáramos un ambiente del que salió una descripción que ha entrado en la historia del fútbol con letras mayúsculas: "el miedo escénico". Sé y he conocido a gente que "sólo" iban al Bernabéu para ver en vivo lo que hacían los ahora innombrables. Es más, en mis inicios como asistente en la antigua grada joven del fondo norte allá por los años 80, yo he estado más tiempo mirando el espectáculo del fondo opuesto que el del partido en sí. Cuando en ese campo, por entonces más pequeño, más de 8000 voces durante 110 minutos gritaban al unísono, saltaban, animaban, mostraban tifos, banderas, bufandas, bengalas,... era irremediable que el resto del campo no hiciera lo propio, creando ese ambiente mítico que tanto anhelo y que dudo volver a ver. Ha día de hoy ocurre exactamente los mismo, con la salvedad que apenas dejan que sean 600 personas dentro del ridículo recinto acristalado. 
    Una pena, pues aún así, diga lo que diga "el portavoz" de Mou, hubo momentos en que ese reducido y perseguido reducto fue capaz de movilizar, contra viento, marea y juego desplegado por los nuestros, a todo el campo. Un campo que de no ser por ellos sería un cementerio, o quizás mejor dicho, un campo rival, pues vinieran los aficionados que vinieran (ayer fueron cerca de 5000 los rusos), sus gritos de ánimo provocarían que el mismísimo Barcelona jugara en casa. Una auténtica vergüenza, una aberración.
    No quiero restar mérito a todos los asistentes que partido si y al otro también, siempre llenan tan santo lugar. Eso por si sólo es muy meritorio y merece un gran respeto y gratitud, pero no es menos cierto que ya que van, ya que vamos, colaboremos en la victoria con algo más que nuestra presencia. Y lo dice alguien que está notando en sus propias carnes como su "pasión" en esas lides ha bajado de forma más que considerable, quizás consecuencia de ese repelente virus que invade el Bernabéu, el virus del silencio, que en ocasiones sufre una metástasis que deriva en el virus del silbido fácil y estúpido. Señores, al campo se va para animar, y si no lo hacen o hacemos, por lo menos no perjudiquemos a los nuestros. Mou hizo muy bien y es que de bien nacido es ser agradecido. Y si bien todos los aficionados nos mereceríamos cierto reconocimiento sólo por el mero hecho de acompañar a los jugadores jueguen a la hora que jueguen y en las condiciones climáticas que sean, si hay algunos a los que habría que destacar es a ellos. Y así fue. Bien por Mou. 
    Lo dicho, me pondré un gorro, una camiseta caqui abierta, un bolsito de cuero y cogeré un látigo para ir en busca de la ofensa perdida. La pregunta es... ¿de quién es esa ofensa?.


    Casi se me olvida poner lo más importante: Ánimo Abidal.
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario