1 mar 2012

SIEMPRE SERÁ UN DIOS.

    
    Llevo toda la semana callado, esperando acontecimientos que han ido llegando poco a poco y sobre los cuales me podría extender durante varios post sin llegar a acabar nunca. Como por ejemplo las últimas graznadas de Vilarrubí, los "amables y simpáticos" comentarios de los jugadores del Barza en el parking del Vicente Calderón, el robo del Barcelona al Atlético,..., "la obsesiva obsesión" por cierto sector de la prensa de llevar a un jugador lesionado durante 7 meses a la eurocopa (un tal Villa) y la consiguiente injusticia que se hace a los verdaderos merecedores de tal honor, partiéndose la cara en cada partido jugado, mientras el otro, por muy involuntariamente que haya sido, reposa en su casa tranquilamente,.... no sé, varios asuntos más. Pero permítanme por un momento que me centre en lo realmente importante. Hoy he visto por tercera vez "Informe Robinson: EL SIETE MARAVILLA" y les aseguro que si no fuera por mi condición de hombre, les diría que por tercera vez me han brotado las lágrimas.
    Es verdad que faltan infinidad de detalles sobre su vida, sobre su excelso juego y sobretodo sobre su gran corazón, como por ejemplo el hecho que tras la salvajada que le hizo a Lothar Matthaus, tras la brutal entrada previa de éste, y tras acabar el encuentro le pidió perdón de manera inmediata e incluso quedó con él para hacerle un regalo (y no sólo el arrepentimiento que mostró delante de la cámara y que si figura en el reportaje); pero no deja de emocionarme.
   Tuve la suerte de ver al gran 7 en vivo, pero no les voy a engañar, en su última temporada madridista yo apenas tenía 12 años (justo un año antes empezaron mis inicios como asiduo en la grada joven del Estadio Santiago Bernabéu en la esquina derecha del fondo norte) y reconozco que ahora mismo no les podría describir ninguna jugada suya de la que me acuerde en vivo, como en cambio si podría hacerlo de miles de jugadas "más actuales" de otros jugadores. Lo que si le puedo decir es que todavía no sé porqué, pero es un jugador que con sólo nombrarlo mi corazón se estremece, quizás porque si bien mi cerebro consciente es incapaz de devolverme una sola jugada suya vivida in situ, en mi subconsciente hay infinidad de ellas.
    También me gustaría tener más certeza de lo que les voy a relatar, pero no puedo asegurarlo. A lo mejor es la emoción o lo que me gustaría que hubiera sido, pero creo que en mi primer recuerdo en el Bernabéu estaba él presente. Son imágenes tremendamente difusas e inconexas, imagino que sería sobre el año 86, y recuerdo a Santillana rematando de cabeza (como no) en el fondo norte, sobrevolando por encima de varios jugadores vestidos de un color predominantemente rojizo, e instantes después estar el cántabro abrazado por 3 ó 4 jugadores blancos, entre ellos uno un poco más bajo que D. Carlos Alonso y con un brazo en alto mirando a la grada que quedaba a mi derecha. ¿Si era Juanito?, no lo puedo jurar, pero algo en mi interior me hace pensar que sí.  
   El Real Madrid moderno no se puede comprender sin el eterno 7, de hecho el Real Madrid moderno era Juanito y muchos añoramos ese Real Madrid. Ojalá nunca le hubiera pasado lo que le pasó, pero quizás si se le hubiera preguntado antes en donde le hubiera gustado morir, hubiera contestado que en su Santiago Bernabéu viendo ganar a su Real Madrid. No fue exactamente así, fue regresando en coche a Mérida tras ver ganar a su amado equipo un fatídico 2 de abril de 1992. Mañana se cumplen exactamente 20 años de uno de los episodios más tristes de la historia del fútbol. Mañana se cumplen 20 años de un hecho en donde un mito del Bernabéu pasó a ser un dios. 
     Lo siento D. Juan Gómez, mientras el Bernabéu esté en pie, mientras tu Real Madrid exista, nunca descansarás y lo mejor de todo, sé que no quieres hacerlo. En todos los minutos 7 disputados en tu casa te pitarán los oídos (colaboraré en que lo hagan) y el resto de los 89 disfrutarás como siempre lo hiciste viendo a tus segundos hijos.
    Yo de momento voy a coger un par de clinex, me podré cómodo, me prepararé para estremecerme y volveré a verte por cuarta vez en apenas 2 días. Un abrazo Dios. 
      

4 comentarios:

  1. Pff, lo vi anoche y me quedo con tu penúltimo párrafo... JUANITO SIEMPRE PRESENTE.

    Saludos desde La Escuadra de Mago

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  2. illa, illa, illa juanito hecho papilla

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  3. Anónimo, no voy a comentar su "noble" comentario, pues por desgracia (por entes como usted) hay libertad de expresión, por lo que no me queda más remedio que aceptarlo.
    No obstante y por el mismo motivo me voy a permitir el lujo de darle mi punto de vista sobre su inexistente materia gris. Según mi opinión usted es un ente extraordinario. El ser humano lleva muchos decenios buscando el eslabón perdido y resulta que ha aparecido en este blog. Antes de llenar su ego (para usted tener la capacidad cerebral de un macaco va más allá de la ciencia ficción), explicarle que no es el eslabón perdido entre los monos y los pre-homínidos, es el eslabón entre una mota de polvo y un excremento de un ser unicelular.
    Entiendo que un ente acomplejado como usted intente solventar su nula inteligencia arremetiendo contra todo aquel que le pueda dejar en evidencia, por lo que deduzco que si en alguna ocasión consiguió escaparse del zoológico en el que estaba recluido, ahora intentará maltratar y vejar desde sus semejantes (virus) hasta el resto de las especies, no le vayan a citar en una tertulia con chimpancés y éstos le confundan con un objeto inerte.
    Por último recomendarle que se persone en el laboratorio más cercano que tenga, primero por el bien de la humanidad, ya que una pandemia como usted ha de ser controlada. Y segundo para que se modifique la ley de la evolución de Darwin, pues usted es el claro ejemplo que también existe la involución. Eso, o que sus desgraciados padres (por haberle tenido, a mí me daría verdadera vergüenza tener un objeto como usted), son amebas.

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