9 may 2014

AHOGADOS EN SU PROPIA VANIDAD

   Y con ellos, todos.
   El Real Madrid contemporaneo no es equipo de halagos. Contra más se le hacen, más la cagan. Que la liga estaba imposible... remontada al canto. Que nos toca el Bayern y nos van a echar..., humillación a los alemanes. 
   Y por las mismas..., que tras la final de la Copa de Su majestad el Rey y la eliminatoria contra los chicos de Pep, según todos los medios y aficionados en general, pasamos a ser el mejor equipo de la actualidad y favoritos a todo..., todo a la mierda.
    Hay formas y formas de perder, ya no sólo un partido, sino también una competición. Pero lo acontecido ayer en Valladolid fue simplemente vergonzoso. 
    El Madrid fue lamentable en todas las facetas. El planteamiento de Ancelotti pasó de pésimo a paupérrimo. Y nuestro equipo de malo a patético. 
    Mi amado Benzema lleva 2 semanas inoperante. A Morata no le sale nada, pero nada, ni lo más mínimo; yo le he seguido desde cuando militaba en segunda B y me parece otra persona completamente distinta desde que subió al primer equipo. Dí María en su línea de aceleramiento sin sentido,..., sólo se salvaron Modric y Sergio Ramos, y no precisamente por su gol.
     El Madrid no ofreció fútbol, ni pasión, ni garra, ni lucha, ni... nada, no ofreció absolutamente nada. Y menos aún tras el gol. 
    Sinceramente no sé a quién achacarle todo esto. Si a un entrenador, que como en su momento hiciera Mou, todavía no sabe que significa el Real Madrid, al sacar un planteamiento tan ramplón de inicio e ir transformándolo una aberración ultradefensiva conforme avanzaban los minutos; o a unos jugadores que por muy malas que fueran las órdenes de su "general", no lo pudieron hacer peor.
    A Mouriño nunca le podré perdonar sus planteamientos ultradefensivos en sus primeros enfrentamientos contra el barza. Lo que ayer hizo Ancelotti no sólo no creo que yo se lo perdone nunca, sino que el mundo del fútbol en general, tampoco lo hará.
     Señor Carlo, por si no se ha enterado todavía, no está en Italia, pero mucho más importante que eso, usted está en el Real Madrid. Los demás han de temer al Madrid, los demás han de jugar en base a lo que jugamos nosotros y son los demás los que han de defenderse y encerrarse. Los demás han de temernos, no nosotros a ellos. En la venas del Real Madrid nunca ha manado sangre de cobarde. Habremos muerto desangrados infinidad de veces, pero nunca suplicando. Nunca arrodillados. 
     El Real Madrid siempre fue como Los Tercios, "temibles hasta en la derrota". Si usted no entiende esto, por mucho que hayamos ganado una copa del Rey y hayamos llegado a la final de la Champions, por mi puede marcharse por donde vino.
     Podremos perder como contra el Sevilla, al que dimos un baño y acabaron ganando por no sé que milagro. Podremos empatar como contra el Valencia, con mejor juego por nuestra parte e infinidad de ocasiones más que ellos. Por mala suerte, el árbitro, que el rival ha sido mejor,....Pero lo que es intolerable, es perder por nuestra propia desidia. Por las órdenes antinaturales dadas por nuestro entrenador. Por una cobardía vergonzosa. En resumen, por no ser el Real Madrid.
   Lo vivido contra el Valladolid me dio pavor e incluso algo de vergüenza. El Valladolid empató con total justicia y el Madrid perdió la liga de igual manera. Porque es justo reconocer que un entrenador que no hace más que retrasar la líneas más y más conforme avanzan los minutos y hacer cambios cada vez más defensivos, no merece ganar una competición tan prestigiosa.
    Dicho esto, la actitud de los jugadores tampoco merece perdón.
    Una pena y una oportunidad irrepetible para ganar o tener posibilidades de ganar el triplete.
    Lo peor de todo es que está claro que ha sido el Real Madrid quien lo ha perdido, no el resto quien lo han ganado.
     El entrenador italiano llegó a decir tras la final de la Copa del Rey y semifinales de la Champions que ahora ya le considerarían un buen entrenador y creerían en su fútbol. La cagaste. Al Real Madrid de los últimos años nunca le sentó bien el favoritismo y las alabanzas. A tí, Carleto, está claro que aún peor.
   

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