15 may 2014

NOBLEZA OBLIGA.

    La liga ya está perdida, esta vez sí, por una derrota "honrosa". Y es que por juego y ocasiones pudimos haber ganado al Celta de sobra (digan lo que digan los "sabiondos" periodistas) y la imagen dada distó mucho del bochorno acontecido en Valladolid, por mucho que a todos se nos pongan los ojos como platos al ver las estupideces de Sergio Ramos y Xabi en los goles gallegos.
    La liga ya está perdida y con ella el sueño y alegrías de millones de personas que no se explican como pasamos de la apoteosis de Munich, a las sinrazones de Valencia (muy mala suerte), Valladolid (deméritos propios) y Celta (mala fortuna). Es curioso que este equipo blanco, cuya mayor virtud, según los eruditos de turno, es la eficacia de cara a portería, siempre haga grandes, enormes, a los porteros rivales y los conviertan en los "mvp" de cada encuentro. Soy yo el único que ve alguna incoherencia en ambas cosas?.
    Sea como fuere, hemos regalado la liga al Atlético... y lo que es peor aún, a un barza desahuciado.
    Por fútbol y siendo justos, debería ganar el barza la liga, ya que el atlético de fútbol, lo que se dice fútbol y jugar medianamente bien..., nada de nada. Gracias a Dios en este deporte hay tantos matices, que el atlético tiene la posibilidad, más que justa posibilidad, de ganar la liga. Y por mi, estando ya fuera el Real Madrid, que la ganen. Se lo merecen, a su manera, pero se la merecen. Además, antes que el Barza..., cualquiera me vale. Si, sé que los aficionados atléticos estarían insoportables durante los próximos años, pero es lo que hay.
      Pero esta entrada de hoy es una pequeña despedida y minúsculo homenaje a los últimos barcelonistas que merecen mi RESPETO. Y cuando digo RESPETO, lo escribo en mayúsculas porque incluso traspasa la admiración.
      Me refiero a la desgraciada desaparición de Tito y la triste despedida de Pujol.
     Del primero no voy a ser cínico. Me entristeció su fallecimiento, pero apenas sabía nada de él hasta que fue entrenador del barza. Sólo que militó en ese club, y que era el segundo de Pep... y el lamentable incidente del ojo. Pero es por esta última acción y por su grandiosa lucha contra su enfermedad, lo que me hizo respetarlo sobremanera. Por lo segundo creo que sobra la explicación. En cambio por el incidente que tuvo con Mou, si la merece. Y es que fue el mayor afectado de esa "locura temporal" del portugués, y el que menos alzó la voz y arremetió contra el "ex" del Madrid. Y eso teniendo a un ser tan deleznable, mezquino, envidioso e hipócrita como Pep cerca..., se me antoja imposible. Más mérito para el pobre Tito. Demostró que aún había en el barcelona gente decente y con ese seny del que tanto presumen y tan pocos hacen gala. Nunca destacó, ni quiso hacerlo, por muchos motivos que tuviera para hacerlo. Adéu, Tito.
    Centrándome ya en el gran capitán del Barza, cientos de anécdotas se podrían describir que hablan de su grandeza como futbolista, pero sobretodo como persona y profesional. Pero de entre todas ellas, la primera que se me pasa por la cabeza fue cuando reprimió al tontolaba de Piqué y le quitó un mechero que pensaba enseñar al colegiado y que un asistente al Bernabéu les lanzó, y lo tiró disimuladamente fuera del campo. Y todo esto en el momento más álgido de la crisis entre los jugadores madridistas y barcelonistas que incluso hizo peligrar a la selección española.
     Pujol demostró, y no sólo en esta acción, tener cabeza, ser educado y respetuoso, buena actitud, buen corazón y ser un auténtico caballero.
    Nunca ha hablado más de lo debido. No le recuerdo un mal gesto, mala crítica o una mala acción. Siempre fue respetuoso. Nunca obró con malicia. No fue un chulo ni creído. 
    En lo fútbolístico fue un portento y un baluarte en la defensa blaugrana. 
    Todo un ejemplo y no sólo para los barcelonistas. Es un grande que merece estar entre los más grandes del fútbol, y no sólo por sus cualidades deportivas. Un futbolista para enseñar y enmarcar en cualquier academia de fútbol, sea del color que sea.
    Si finalmente gana el barza la liga me llevaré un gran disgusto, lo reconozco. Pero a la par, y cuando me acuerde de estas dos grandes personas; cuando pasen por mi cabeza estos dos últimos barcelonistas honrados y honorables, una minúscula satisfacción me recorrerá el cuerpo. Nobleza obliga.
   

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