España, qué país!. Pero somos así, desde tiempos inmemoriales. Radicales y extremistas hasta la estupidez más dañina.
Perdimos nuestro imperio por creernos en pos de la razón sobre la "verdadera religión" y gastarnos ingentes cantidades de dinero y hombres en defensa de unos ideales tan costosos como poco productivos. Pero somos españoles, y lo que nosotros pensamos es Ley, y si el mundo no lo ve así, ya nos encargaremos de hacer que lo vean. Nada de pragmatismo. Todo idealismo.
Los ideales mueven el mundo, no hay duda, pero éste es empujado por el dinero. Triste realidad.
Y como no hemos cambiado un ápice, hoy en día somos el mayor baluarte de la libertad y por las mismas, el hazmerreír de sus verdaderos padres, Francia y Estados Unidos.... Y porque no decirlo, también del resto de los países demócratas-liberales, que así, a voz de pronto, nos sacan de media unos 150 años en esas lides.
Más de un susto se han llevado y no menos carcajadas han tenido por el excesivo celo en tales menesteres y la exagerada permisibilidad que la legislación española tolera en ciertos aspectos (terrorismo, delincuencia en general, independentismos, aceptación a todo y todos, alianza de civilizaciones,...). Y por las mismas, no menos escandalizados se han quedado al ver las radicales medidas que en este país se han adoptado en pos de la defensa radical de la democracia, a base de cortar hilos a la misma. En Francia, por poner un sólo ejemplo, conviven "en armonía" el partido comunista y el de extrema derecha del Frenta Nacional. Pura y dura democracia. En España se permite, tolera e incluso alaba cualquier partido comunista (extrema izquierda), mientras que todo lo relacionado con la extrema derecha es atacado y masacrado desde todos los frentes posibles. Discriminación en estado puro y más teniendo en cuenta que como mínimo, son igual de dañinas.
Demasiados estigmas llevamos arrastrando y exagerado idelismo tenemos en la sangre. En los tiempos que corren, estupidez suprema.
Y esto viene a cuento de lo aberrante, vergonzoso y sobretodo, irreal, de las medidas adoptadas en el mundo del fútbol español. Lo último, la gilipollez de denunciar, en este caso al Real Madrid, por insultos en el Bernabéu a Messi y Cataluñia.
Siempre los gobernantes, aristócratas y gente situada socialmente en las alturas, ha estado muy alejada del mundo real, de la sociedad, de la realidad. Y siempre han sido ellos los que han dictado las normas y leyes. Así nos va.
Ya desde las cuádrigas había equipos y rivalidades "extremas" según el color al que defendían o se sentían identificados. Es natural. Es real.
No voy a ser yo quién defienda atrocidades y violencia en el mundo del fútbol, nada más lejos de la realidad. Ni tampoco me hace gracia alguna que se vincule la política al deporte. Lo que no quita que si proteja, como parte importante, más de lo que la gente piensa, las rivalidades entre equipos y aficiones. De hecho reconozco que de no ser por lo visto y pocos años después vivido in situ en el fondo sur del Santiago Bernabéu, quizás no se me hubiera pasado por la cabeza el hacerme socio de tan magnífico club. Espectáculo, lo que se dice espectáculo durante los 90 minutos y que no fallaba nunca, era lo que se veía en esa sagrada zona de un no menos santo campo. Color, algarabía, ánimos, locura, pasión,... todo eso y más, mucho más, era lo que allí se vivía y desde allí se transmitía. Me acuerdo, siendo un imberbe, en la antigua grada joven allá por los años 80, sita en la esquina derecha (según miras al campo) del fondo norte como, de manera natural, inconsciente, pura y no manipulada como la que un niño puede tener, el estar más tiempo, mucho más, mirando a los locos "de enfrente" que a mi tan amado equipo. El fútbol es un teatro con 2 escenarios. Un circo con 2 pistas. Pero a diferencia de éstos, el partido sin los ultras o los ultras sin el partido, pierden gran parte del encanto. Gran parte de la magia. Esto sólo lo pueden entender alguien que haya acudido al campo alguna vez en la vida y sólo lo puede sentir aquellos que hayan estado presentes en los grandes partidos.
Puedo comprender, aunque no deja de ser un corte a la libertad absoluta, que se controlen ciertos símbolos y cánticos, entre otras cosas, porque atrae tanto ese ambiente, que especialmente en las mentes vírgenes pueden meterse ideales tan radicales, que de no ser por esa experiencia, nunca hubieran pasado por sus abiertas y limpias cabezas.
De esto puedo estar conforme aunque repito, no deja de ser una medida dictatorial y partidista en defensa de la libertad que corta.
Lo que ya me es más difícil entender es como se tolera y respeta ver hoces y martillos (en representación al idel político más asesino y deplorable de la Historia, incluso más que el lamentable nazismo), banderas tricolores republicanas (jamás se cometieron mayor número de atrocidade en relación al tiempo en que estuvo como sistema político), de "euskal presoak" y de clara apología al terrorismo,... y sean peseguidas las que son igual de deplorables, pero de ideología opuesta. A eso se le llama discriminación. Estoy a favor de discriminar a todo el que discrimina, pero a todo.
Volviendo al tema central y a los grupos ultras, decir que son y deben ser una parte esencial del mundo del fútbol, sin ideologías políticas ni descerebrados agresivos, pero si lleno de apasionados por sus colores.
Y siento discrepar con los gerifaltes de turno de nuestro fútbol, porque el fútbol, además de un sentimiento, es una forma de sentirse parte de un grupo (esencial para el ser humano) y un desfogue. La frase "al pueblo pan y circo" es de las más memorables y la más real de cuantas citas han brotado de nuestras mentes.
La idea platónica de lo que debe ser un aficionado que acude al estadio en general y ultra en particular, es ayudar a su equipo. Y ahora no vayamos a engañarnos, también forma parte de ayudar a tu equipo el desestabilizar al rival, acongojarle, acojonarle. En el Bernabéu se vivieron años mágicos con el famoso "miedo escénico" y algún que otro partido se ganó gracias a él. Guerra psicológica.
Y siguiendo con el desarrollo lógico, una forma de poner nervioso al oponente es arremetiendo contra él. Y los insultos forman parte de esto. Insultos o aprovechar las "flaquezas" mostradas previamente por todos o algunos de sus jugadores. Su idiosincrasia, tendencias políticas, deslices,... o lo que sea.
Yo he vivido cientos de partidos allí y reconozco que me he metido con los rivales, especialmente vascos, catalanes y atléticos, pero les aseguro que todo lo allí dicho, allí queda. Entre otras cosas por pura cordura y porque tengo grandes amistades atléticas, del barza, catalanes, vascos.... Y les aseguro que de ellos no pienso lo que he dicho que pudieran ser dentro del campo. Los quiero con locura.
Uno se imbuye en ese ambiente, sabe de su función, la cumple... y se desfoga. Punto y final. Finalizado el combate, finalizada la rabia. Pasados esos mágicos 90 minutos todos somos personas, humanos e iguales. Yo no soy más que nadie ni vicebersa. A tomarnos una cerveza, reirnos y disfrutar de la vida. Más si cabe, si hemos ganado nosotros. Esto es el fútbol. Le guste a quién le guste o pese a quién le pese.
Pero este no es sólo el único problema, de hecho es casi el menos grabe pues..., quién dice o dictamina que es un insulto y que no?. Qué es una ofensa y qué no?. A mi me ofende profundamente ver símbolos independentistas en los campos de fútbol. Es una patraña, es discriminatorio y una ofensa a la cultura y sensatez. Eso no causa tensiones?, eso no es vejatorio?. Para mi si. Al igual que la permisibilidad y apoyo institucional de los medios de esas adoctrinadas tierras, que no tardan ni décimas de segundo en promurgarlo durante el mayor tiempo posible para que todo el mundo lo vea. Sobre apología al terrorismo, prefiero ni comentarlo.
Es más, y si se meten con un jugador con verdades?. Acaso es mentira que Messi sea un delincuente estafador que a pesar de haber pagado una cuantiosa sanción sigue imputado?. Acaso es falso que es el úncio deportista de élite de cualquier especialidad al que se le ha dejado doparse?. Llamarle delincuente dopado es un insulto en este caso?.
Y cuándo son ellos los que provocan a base de pelotazos a la grada, escupitajos, celebraciones hirientes dirigidas a la grada rival, comentarios previos a los partidos,... la grada debe tolerar eso?.
Estos imbéciles que llevan las riendas del fútbol ni saben lo que es, ni saben lo que se siente. Lo dicho, viven en su mundo irreal, en sus despachitos y lo único que hacen es elegir a que temperatura poner el aire acondicionado. Si van al campo, lo haran en los "palcos vips", no se vayan a constipar los pobres. Qué sabrán ellos de pasión?, de sentimiento?. De fútbol?.
Los aristócratas viven demasiado lejos de la realidad, en su mundo de pajaritos, mariposas y flores. Y encima son ellos lo que me van a decir a mi que tengo y no tengo que decir en un Estado de derecho y libertad. Váyanse ustedes a la mierda!.
Saben qué crea odio?, saben que crea discriminación?. Saben que crea ira?. Pues la crean corruptos y prevadicadores que aprovechándose de su cargo y estatus organizan finales en las que más de la mitad del aforo están reservados a sus amigos, socios, contratistas-contratados o futuribles afiliados empresariales. A aquellos que les sirven o puedan servirle para lucrase. Esto es lo que crea la mala leche. Que gente que hace esfuerzos económicos espectaculares por ver a su equipo, que pasa frio, calor; que padece lluvia, nieve,.., no puedan ir a ver al equipo por el que han dado todo en el partido más importante, por obra, milagro y orden de unos empresarios y dirigentes hedonistas sin escrúpulos. Que se mofan de todos los que están socialmente debajo de ellos y abusan sin compasión de su privilegiada situación. Eso si que crea tensiones. Verles allí, en las zonas más lujosas y con mejores vistas, pavoneándose y lucrándose. Haciéndose aún más ricos y poderosos a base del sacrificio del resto del aficionado. Del verdadero aficionado. El que se ha sacrificado, ha sufrido y llorado durante todo el año, para que unos impresentables disfruten del que supuestamente, sea el gran momento.
Si esto no es odio, discriminación y un insulto a la sociedad en general y aficionado en particular, que venga alguien y me explique que es.
Además, no voy a entrar a valorar el motivo por el que el Real Madrid, para variar, es el `primer "conejillos de indias". Y no sé por qué extraño motivo, me da a mi que o sólo va a pasar con nosotros, o la vara de medir será distinta con el resto de aficionados. El resto de aficiones ya está avisada. Parten con ventaja. Aún así algo se cantará o dirá. Pero seguro que en esos partidos "los jueces morales del balonpié" no se habrán limpiado los oídos y no escucharán nada. O habrá que tener en cuenta las "peculiaridades históricas" del humor catalán, la gracia andaluza o "la simpatía" atlética. O vayan ustedes a saber. No obstante, estaría conforme con que no se les sancionara si estos cánticos o comentarios jocosos no van más allá ese punto, no generan violencia física y sobretodo, no traspasan el recinto deportivo. Lo dicho, lo que pasa en el campo, debe quedar en el campo.
Sin duda hay que erradicar y eliminar a los violentos de la sociedad y por lo tanto del mundo del fútbol, pero no es necesario matar al perro para eliminar la garrapata.
Vosotros, los dirigentes de esas lamentables asociaciones vinculadas y directoras del deporte rey sois quienes estáis acabando con el fútbol y sois quienes menos lecciones morales debéis de dar.
Sois los verdaderos asesinos del fútbol.