Sólo, sólo como nuestro querido Iker pasó casi todo el partido del jueves está nuestro Real Madrid. Y helado, helado cual témpano, helado como la misma noche del partido en la que nuestro portero hizo más kilómetros corriendo para entrar en calor que en toda su vida, sólo y helado como consecuencia de las críticas que recibe nuestro entrenador a diario.
Como por desgracia viene siendo habitual últimamente, del Real Madrid se habla más de cuestiones extradeportivas que de su juego, cosa incomprensible por otro lado, puesto que un 7-0 no se produce todos los días. Del encuentro hablaré poco porque sólo existieron 20 minutos de partido, los mismos que aguantó el Málaga las embestidas del Madrid. El Real jugó bastante bien, metió goles de una gran plasticidad y tuvo la suerte de la que no disfrutó contra el Depor, no porque no mereciera la victoria, sino porque a mi juicio el resultado fue excesivo a tenor de partidos anteriores. En este tiró casi 10 tiros menos que contra los gallegos y metió 7 goles.
CR hizo su quinto hat-trick, Benzema está espabilando en todos los sentidos, se hicieron rotaciones y entre ellas destacar la salida de Canales, un jugador sobre el que tengo puesta especial esperanza, genial su robo de balón, jugada y pase en el séptimo gol, el mismo en que CR se lesionó, quizás como consecuencia indirecta de su carencia de descanso. Para colmo de alegrías, no sólo los entrenadores no se pegaron como algunos habrían deseado, sino que encima se dieron la razón en la rueda de prensa tras las "sutilezas" en contra del calendario impuesto, para pena de los "perros del periodismo".
Hasta aquí las buenas noticias lesión aparte. Ahora las normales osea, las malas. El Barza, que me gustó como jugó, se llevó un partido con un gol lloroso, contra un Valencia que jugó como mínimo, tan bien como ellos. Como no, en la jugada conflictiva del partido..., resolución a favor del barza, pues si en el partido que jugaron anteriormente contra el Mallorca sus dos primeros goles, aunque legales, fueron rozando el fuera de juego, en esta ocasión el gol legal del Valencia también fue rozando el fuera de juego, pero como no, el árbitro pitó... fuera de juego. Puedo comprender que la mayoría de esas jugadas en que se beneficia a los azulgranas sean dudosas y es más que comprensible la equivocación, lo que ya no me cuadra tanto es que siempre se equivoquen a su favor y cuando digo siempre, digo SIEMPRE.
En otro orden de cosas, tras la sincera, aunque políticamente incorrecta parrafada de Mou con su alusión a que nunca entrenaría al Málaga y de paso contestar la afirmación de Pellegrini sobre que él hizo la mejor campaña liguera de la historia del Real, que aunque real, quizás también sobró; los sabuesos de turno quisieron hacer su Agosto metiendo más leña al fuego e interpretando esa declaración como un ataque sin escrúpulos al pueblo malagueño.
Pero más triste que todo esto fueron las manifestaciones de mi idolatrado, aunque a día de hoy algo menos, entrenador del Málaga. Si arremetí con "dureza" lo realizado por el entrenador del Sporting de Gijón (Preciado) en su partido contra el barcelona, esto es igual de indignante. Es una aberración y una indecencia sacar, según él mismo ha dicho, a unos jugadores que en condiciones normales nunca sacaría como titulares. Por otro lado le honra su sinceridad, si bien hubiera preferido que no hubiera tenido la oportunidad de usarla. No sé que opinarán sus 1000 aficionados que pasaron un frío siberiano en el templo blanco, los cientos de miles que tienen en España y el mundo y la gente en general, lo único que sé es que a mí me hizo de todo menos gracia. Aunque bajo mi modesta opinión y tras ver los primeros 20 minutos de juego, no creo que vinieran a "pasar el expediente" precisamente y por esto lo que pienso es que su comentario fue más un menosprecio a la abultada victoria del entrenador que le echó, que lo que realmente pareció decir. No obstante me reitero, lamentable la alineación que sacó si el motivo fue el que dijo, y todo hace pensar que sí.
Para finalizar más de lo mismo, el Madrid gana de manera abultada y con una superioridad apabullante, pero el motivo según la "prensa especializada" es la desgana, desidia y mal partido del rival, no lo bien que lo hicieron los nuestros. Vamos, que estamos sólos contra todos, como siempre, sólos en una isla rodeada por un mar infestado de tiburones.
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