Sí, sé que es muy, pero muy difícil de mejorar lo conseguido ayer...cuantitativamente hablando. Cualitativamente es otra historia.
Pero centrémonos en lo primero. Jugábamos contra "el mejor equipo del mundo" (que tos más tonta me ha dado) y en su pocilga. Ellos en trayectoria de juego ascendente y nosotros descendente, ellos con su modélico entrenador y nosotros que uno "despreciable", ellos con sus medios afines dándolo todo y nosotros con infiltrados suyos en los nuestros. En definitiva, ellos con su favoritismo bien arraigado y nosotros como víctimas propicias a ser devorados.
Con este embaucador ambiente comenzó un partido en el que el tifo inicial pagado por esos medios "ecuánimes" suyos debió ponerse al final con el añadido "segundones".
El Real Madrid empezó dominando al Barcelona, que no podía, ni sabía que hacer con el balón, ni como parar a los blancos. Al igual que el día del Bayern no es que los apabulláramos, pero si los controlábamos y nos acercábamos con peligro a su área. Todo este idílico espacio-tiempo duró hasta uno de los mejores momentos de la noche, el gol de Khedira. Un gol feo, muy feo, pero valioso, valiosísimo. Y no sólo por poner justicia en el marcador y en la historia, sino que además vino de un córner; de una jugada a balón parado bien lanzada que primero remató muy bien Pepe, Valdés paró fenomenalmente quedando el rechace en los pies de Puyol, de donde el balón fue robado por Khedira para meterlo entre las mallas. Gol de la peor forma posible y de la manera más sorprendente e inesperada, pero a mí me supo a gloria. Me supo a gloria hasta que ví lo que pensaba que no ocurriría y lo mismo que ocurrió en Alemania. Nos volvimos dejar llevar por el contrario, nos dejamos dominar y retrocedieron nuestras líneas 10 metros, aunque no fueron todas nuestras líneas, sólo el centro del campo y la defensa, dejando a la delantera completamente aislada y con una distancia entre ésta y el centro del campo abismal. No obstante este retroceso también vino acompañado por un mayor número de efectivos blancos en la zona de creación azulgrana, provocando que no fueran tan efectivos a la hora de mover el balón y que nosotros recuperásemos bastantes balones, que inmediatamente eran perdidos de nuevo por dos factores, la enorme distancia referida anteriormente y la otra vez preocupante falta de precisión en el pase decisivo. Pues si no creamos mucho peligro fue más consecuencia de esos 2 centímetros en que fallamos a la hora de centrar al compañero que se había desmarcado en carrera e iba sólo hacia Valdés, que por otra cosa.
El Real Madrid empezó dominando al Barcelona, que no podía, ni sabía que hacer con el balón, ni como parar a los blancos. Al igual que el día del Bayern no es que los apabulláramos, pero si los controlábamos y nos acercábamos con peligro a su área. Todo este idílico espacio-tiempo duró hasta uno de los mejores momentos de la noche, el gol de Khedira. Un gol feo, muy feo, pero valioso, valiosísimo. Y no sólo por poner justicia en el marcador y en la historia, sino que además vino de un córner; de una jugada a balón parado bien lanzada que primero remató muy bien Pepe, Valdés paró fenomenalmente quedando el rechace en los pies de Puyol, de donde el balón fue robado por Khedira para meterlo entre las mallas. Gol de la peor forma posible y de la manera más sorprendente e inesperada, pero a mí me supo a gloria. Me supo a gloria hasta que ví lo que pensaba que no ocurriría y lo mismo que ocurrió en Alemania. Nos volvimos dejar llevar por el contrario, nos dejamos dominar y retrocedieron nuestras líneas 10 metros, aunque no fueron todas nuestras líneas, sólo el centro del campo y la defensa, dejando a la delantera completamente aislada y con una distancia entre ésta y el centro del campo abismal. No obstante este retroceso también vino acompañado por un mayor número de efectivos blancos en la zona de creación azulgrana, provocando que no fueran tan efectivos a la hora de mover el balón y que nosotros recuperásemos bastantes balones, que inmediatamente eran perdidos de nuevo por dos factores, la enorme distancia referida anteriormente y la otra vez preocupante falta de precisión en el pase decisivo. Pues si no creamos mucho peligro fue más consecuencia de esos 2 centímetros en que fallamos a la hora de centrar al compañero que se había desmarcado en carrera e iba sólo hacia Valdés, que por otra cosa.
De repente y bajo lo descrito, me dí cuenta que llevaba algo así como 15 minutos dando vueltas, de un lado a otro del salón, mientras veía un encuentro que no acababa de gustarme, pero en el que pensaba que con pulir un par de detalles nos lo llevaríamos "sin problemas". Tras 4 kilómetros recorridos y con dolor de cuello por no perder ni un segundo de lo que aparecía en la caja tonta llegó el final de la primera parte.
Me senté en el sofá y me dije, pulir, sólo pulir algún centro y esto acaba en goleada.
Cuando todavía no había recuperado el resuello de la paliza de la primera parte en el salón comenzó la segunda. Empezó con un Barcelona igual al que acabó en la primera parte, pero con un Madrid un poco más asentado, dominado, pero algo más serio... y sin pulir el pasecito de las narices.
Y sin que el barza hiciera nada reseñable (habría que reconocerles una gran ocasión de Tello) llegó su gol, aún más feo que el primero nuestro, pero gol. Muy típico suyo, típico del "fútbol espectáculo" del que tanto presumen: 15 rechaces que le caen a ellos sin saber muy bien porqué, una buena parada de Iker, más rebotes que le caen a ellos, otra gran parada de Iker y el rebote que inexplicablemente le cae al pie de un Alexis (cambiado sorprendentemente por Xavi) que se estaba cayendo y que introduce la pelota en la red. "Golazo" made in Barcelona en su máxima expresión.
Me acordé de las santas familias de mil santos y cuando me quise dar cuenta estaba ubicado en... ¿Dónde?, ¿Pero qué leches hacía en el hall?. Nada, a la carga, a volver al salón y a continuar forjando los surcos del suelo que empecé a modelar en la primera parte.
No había finalizado la vuelta de regreso cuando le llegó un balón a Özil y en mi cerebro empezó a surgir una palabra a un ritmo constante que se repetía así: "pulir, pulir,pulir, pulir,..." y pulió. Ya lo creo que pulió. Pase mágico a CR7 que éste no desaprovechó, zafándose en carrera de Mascherano y con regate a Valdés. Gol, golazo de los de verdad. De esos que tanto aburren a los eruditos del mundo del balonpié. Que se jodan!.
Poco más de interés pasó salvo que Mouriño se percató de la oportunidad de la falta de Xavi y no tardó en sacar a Granero, ganando un efectivo más en el centro del campo (igualándose en número con los azulgranas) y provocando que el control del encuentro empezara a ser nuestro. La tortilla empezaba a darse la vuelta y ya fueron ellos los que comenzaron a remar a nuestro ritmo. Con la calidad que tiene el barcelona cualquier cosa podía pasar, pero mi velocidad en lo de a dar vueltas se refiere bajó un poco. Bajó conforme iba aumentando nuestro dominio.
Y con la entrada de Cesc la tortilla completó su ciclo de creación. Ellos buscaban una verticalidad que apenas lograron y nosotros un control con incisivos ataques que en un par de jugadas (por desgracia sólo un par), me recordó al Real Madrid de los meses de noviembre y diciembre. Pudimos meter algún gol más, pero no era necesario, ¿para qué?.
Les ganamos. Cuasi ganamos la liga (mejor no vender la piel del oso antes de cazarlo) en su campo, superamos el record de 107 goles a su costa (si, ese récord de goles marcados al parecer por ese equipucho a remolque del "espectacular barza") y para colmo de bienes, yo adelgacé 30 kilos.
No fue un gran partido por nuestra parte, pero si suficiente. Pues a toro pasado y tranquilamente sentado en mi sofá creo que realmente el barza jugó a nuestro son siempre. Cuando les teníamos que ganar les apretamos y les pusimos en apuros. Cuando nos pusimos por delante les dejamos a su ritmo, sólo necesitábamos arreglar esa pulidora que lleva algunos días dando errores. Cuando nos empataron apretamos de nuevo..., con la salvedad que sólo necesitamos apretar una sola jugada. Y después ya sólo nos dejamos llevar y por pura inercia cogimos el control casi absoluto del partido. Durante poco tiempo y al final, eso es verdad, pero justo cuando más necesario era.
Postdata: siendo justos diré que me pareció muy mal y algo muy triste que Iker perdiera tiempo. No me gustó y no debería repetirse. Odio y repudio que lo hagan contra los nuestros y por las mismas no me gusta que nosotros lo hagamos.
Postdata: siendo justos diré que me pareció muy mal y algo muy triste que Iker perdiera tiempo. No me gustó y no debería repetirse. Odio y repudio que lo hagan contra los nuestros y por las mismas no me gusta que nosotros lo hagamos.
Se demostró quién manda actualmente. Ni un reproche.
ResponderEliminarSaludos desde La Escuadra de Mago
Si quieres, puedes ver la tercera y última entrega de las entrevistas por mi tercer aniversario!!
Si te digo la verdad creo que pudimos hacerlo estéticamente algo mejor, pero como dije al final, quizás por el partido que queda el miércoles, no era necesario. Mejor reservarse las pocas fuerzas que se puedan guardar en un partido de esta categoría.
ResponderEliminarAhora entro, me muero de curiosidad por leerla.