Nada hacía presagiar esto allá por las 19:20 horas, momento en que entré al estadio. Era el "partido de los records" para algunos, para otros el fin de fiesta y para mí además, el día de pruebas de un nuevo sistema wifi que están instalando en el campo. Me emocioné al ver que podía mandar al instante fotos al facebook de este blog mientras nuestros ídolos calentaban. Como escribí en su momento, la cosa pintaba bien, pero una vez empezado el encuentro..., todo como siempre.
Como viene siendo habitual, apenas a falta de 10 minutos para el inicio del encuentro el campo aparecía medio vacío, pero todos esos asientos "sin dueño" acabaron siendo ocupados.

Ante este recibimiento los nuestros "no tuvieron más remedio" que salir a jugar..., a jugar bien, bastante bien. Hasta el minuto 30 aproximadamente se puede decir que jugamos de los mejores minutos de los 3 últimos meses. Me acordé del partido contra el Bayern. Maldita sea.
Pasada la media hora bajamos un poco el listón y el Mallorca se empezó a acercar algo a nuestra portería, pero los nuestros siguieron a lo suyo: jugar bien e intentar meter más. Mientras tanto los asistentes ya habíamos entonado en un par de ocasiones el "campeones, campeones", "hola fondo norte...", "como no te voy a querer...", apreciaciones sobre Villar,...
Y así llegó el pitido final que dio origen al jolgorio total. No acababan de meterse todos los jugadores en el túnel de vestuarios cuando las luces del estadio se apagaron y de la oscuridad surgieron miles de estrellas que iluminaron campo y alma generando un ambiente místico que a todos nos embaucó, entre otras cosas porque esas estrellas éramos nosotros mismos intentando inmortalizar ese momento histórico. Ese fue el principio de una hermosa noche en donde entre otros destacaron D. Plácido Domingo y como no nuestros jugadores y cuerpo técnico. No fue una fiesta espectacular. Fue más bien sencilla, incluso me atrevería a decir que fue una fiesta familiar. No podía ser de otra manera.
También los hubo preocupantes: la despedida del "Pipita" cuando fue cambiado durante el partido y el tono y tiempos verbales utilizados durante su discurso en la celebración. Ojalá me equivoque y cierto es que suelo hacerlo con frecuencia. Eso espero.
Y como no, como si fuera el mismísimo Yin y Yang, los hubo negativos. Bueno, si les soy sincero sólo hubo uno y apareció unos 5 minutos después de la finalización de los festejos. ¿Qué haría el próximo fin de semana?. No hay Liga ni copa de Europa en la que nuestro equipo tenga algo que ver, directa o indirectamente. Sólo queda un partido oficial y los nuestros no pintan nada en él. ¿Qué haré durante los siguientes meses hasta que comience nuevamente la competición oficial?, ¿quién llenará ese hueco?. Algunos podrías responderme con las Olimpiadas, un magnífico espectáculo en donde me quedo asombrado por las proezas que algunos llegan a realizar. Otros con la mitad de la Eurocopa de fútbol (si, he dicho mitad, pues me niego a ver los partidos jugados en una tierra dirigida por bastardos (Ucrania) cuyas órdenes para "limpiar" las ciudades fue exterminar a los pobres animales vagabundos, cuyo único mal es haber tenido que convivir con un ser tan repelente como asesino, el hombre. Una pena que los predecesores de esos políticos no hicieran lo propio con sus put.. madres. Y no se lo tomen a mal, ya que lo hago por ellas, pues criar a tanto excremento putrefacto ha de ser como mínimo repulsivo). Pero en ambos casos no es lo mismo. No es lo mismo por falta de pasión en el primero (por mucho que vaya con los competidores españoles y me alegre con cada medalla obtenida) y en el segundo por la demencia humana que provoca que también me esté planteando el hecho de no ver tampoco los partidos disputados en Polonia por el mero hecho de hacerlo conjuntamente con los ucranianos. No respeto ni respetaré nunca una competición basada en la indecencia humana.
Lo dicho, tras la alegría del partido y del festejo llegó la tristeza, una tristeza provocada por la ausencia de competición durante los siguientes meses. Que llega como consecuencia del fin y lo que provoca: vacío, un enorme y gran vacío.
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